Esta comunicación tiene como objetivo dar a conocer cómo conseguir implantar un curso de formación continuada, (para un colectivo de trabajadores) contando con la colaboración de la empresa, el esfuerzo de un pequeño grupo de personas y la necesidad por parte de la empresa de justificar dicha formación.
Es una historia comienza en el año 2004, con cierta inquietud por parte de la gerencia hacia la formación continuada, para ello se crea una comisión de formación , compuesta por un representante por cada área de la empresa y por un responsable de dicha comisión.
A partir de aquí, se elabora un proyecto de formación: programa, búsqueda de profesores (en este caso serían las mismas personas que forman la comisión), horarios de las clases, distribución de los asistentes, lugar dónde impartir las clases y además se pactan unas condiciones con la empresa: el curso, se impartirá dentro del horario laboral y aquellas personas que necesiten cobertura en su puesto de trabajo, la empresa se encargará de suplirlas.
Bien, cuando todo está dispuesto para el comienzo del curso, ocurre que al docente que tiene que impartir la primera clase, (al que deberían suplir, porque está claro que no puede impartir la clase y desempeñar su trabajo) no lo suplen, de manera que la comisión de formación decide suspender la actividad, puesto que estábamos ante el incumplimiento de las condiciones pactadas.
Pasan tres años (2007) se plantea otra vez esa necesidad de formación, pero ahora existía un nuevo elemento: la normativa ISO, por lo que la empresa necesita justificar que sus empleados reciben una formación continuada, que les permite actualizar y ampliar sus conocimientos, adaptándose de esta forma a las nuevas tecnologías empleadas y ofrecer así unos servicios de mayor calidad.
A partir de esta nueva situación, conseguimos lo que tanto habíamos estado reclamando: un curso anual de actualizaciones técnicas, dentro del horario laboral, impartido por diferentes docentes (trabajadores de la empresa), acreditado con lo cual es válido de cara a la carrera profesional y cumpliéndose las condiciones pactadas inicialmente con la empresa.
Después de esta experiencia pienso que hay algunas cosas a tener en cuenta: no debemos rendirnos ante los primeros problemas y hemos de valorar cuáles son las necesidades empresariales.
Como la mayoría de veces hay un grupo de personas (comisión de formación) que trabajan para que este proyecto siga adelante, que no reciben remuneración alguna a cambio y que lógicamente además realizan su trabajo.
A día de hoy está en marcha el tercer curso, creo que todo el esfuerzo vale la pena, pero seguramente si no hubiésemos contado con la necesidad de justificar la formación, posiblemente no lo hubiéramos conseguido, así que bienvenida sea la NORMATIVA ISO .
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